Gotas de tinta

lunes, 12 de agosto de 2019

Un viaje por el tiempo


Metí la mano en aquel agujero, algo se había caído allí dentro. Pero por más que lo rozaba, más me hundía, empecé a gritar para que me ayudaran, pero era como si no me oyeran.
Empezaron a alejarse y yo gritaba, pero no salía nada de mi garganta y cada vez que me movía para sacar mi brazo, más me agarraba algo, que tiraba de mí...estaba aterrorizada. En un instante todo pasó, ahora que lo recuerdo era como una pesadilla. Nayra se giró por no sé qué motivo y corrió para agarrarme las piernas y, oí, como si fuera debajo del agua, que gritaban mi nombre......Todo se emborronó y el día oscureció de repente, nos agarramos fuerte y sólo pudimos oir gritos, truenos y a Nayra que me ató con una cuerda a su cintura. Dimos vueltas hasta marearnos y perder el equilibrio.
No sé cuanto tiempo pasó, pero cuando abrí los ojos estábamos en un sitio donde habían piratas con sus calaveras; los habitantes de aquel sitio arreglaban sus pescados a la orilla del Castillo de Gabriel y los de Chimanfaya araban sus duras tierras para cosechar millo y papas. Nayra me dijo que habíamos logrado pasar el portal que tanto había buscado, y que nos encontrábamos en la ruta de Chibusque.


Ese era el día y el momento señalado en los libros de los antepasados,
lo que ella no sabía, era si se podía hacer realidad y con quién podía pasar el portal y fue conmigo. Nos quedamos de pie contemplando esa maravilla de sitio.
Nos caía agua caliente del volcán, que estaba soltando material a escasos metros de nosotras.....Todo me daba vueltas, gritaba y lloraba, había mucho estruendo a nuestro alrededor.
Corrimos en dirección opuesta al volcán y cuando estuvimos a salvo, Nayra, sin para de reir,  no dejaba de decir,¡¡ lo conseguimos, lo conseguimos!!, hemos pasado el portal del tiempo. O sea, ¡¡ que estábamos en el año 1730!!. Estábamos en la mareta de Tao, soltando material de agua, ¿ a que es sorprendente?, agua de un volcán!!.


Sin decir nada, ella había utilizado la" Vara del tiempo", una vara que llevaba consigo a todas partes y que NUNCA, NUNCA , NUNCA, dejaba tocar a nadie. Ella siempre decía que era especial y que se podía romper, pero la verdad es que tenía otro significado y lo viví en primera persona.

Buscamos refugio y corrimos a través de crestas de gallo y junquillos y subimos al Lomo Tamacho, para refugiarnos en la Hermita de San Andrés, mientras me decía que todo era un sueño.


Al llegar, todo estaba destruido, el tiempo se cobró su primera víctima, sólo quedaban una piedras esparcidas aquí y allá..

Inspeccionando el sitio aparecieron un ejército de plantas venenosas que guardaban el lugar, las Tabaybas dulces que plagaban el lugar, para acabar con todo aquel que osara comérselas, produciendo un dolor en la garganta y dejando a las personas sin poder hablar para siempre, su intención era dominar las islas.
Con su Vara, nos transportó hasta la antigua capital de la isla, La Gran Aldea, allí estaríamos a salvo, protegido por sus gentes.
Aprovechamos para refugiarnos y aclararme la mente, en una de las muchas caleras de ese sitio.



Un bucio sonó fuertemente, anunciando que barcos enormes con
banderas de piratas estaban llegando a las costas y rápidamente nos escondimos en el único sitio que había en la isla de Lanzarote para estar seguros, el Castillo de Guanapay. Era casi imposible que todos pudiéramos caber ahí dentro, así que corriendo, mujeres y niños, nos refugiamos en la Cueva de los Verdes.
Allí dentro le pregunté que porqué aquel Callejón que vimos en el pueblo estaba teñido de rojo, y ella me dijo, para que me olvidara de lo terrible que estaba pasando en el pueblo que me inventara un cuento.:
Érase una vez un callejón mágico, que cada vez que entrabas, una curiosa leyenda pasaba una y otra vez. (Se acuerdan de esta parte no?)
Una noche de luna llena, en una época de magia, como nunca había visto, en la vieja Villa de Teguise, sucedió algo extraordinario.
En la Villa de Teguise vivía una familia descendiente de grandes magos y el más pequeño de ellos, nació con una maldición, que la familia arrastraba desde hacía siglos.
Ese pequeño tenía un aspecto tan feo, que todos en el pueblo evitaban mirarle directamente a la cara, sin pararse a descubrir la belleza y la sabiduría que poseía en su interior.
La maldición le hacía caminar por las noches hasta el callejón más oscuro y alejado del poblado, cuando había luna llena. Se acercaba a un punto exacto marcado con una equis de color rojo como la sangre y cuando apoyaba su cabeza, luces y ruidos espantosos atravesaban los muros de la calle y desaparecía, por días enteros, sin saber nadie dónde estaba.
Como dije antes, este niño tiene una maldición que había heredado de su antepasados. La razón de este hechizo sucedió una noche de verano.
Habían anunciado en las noticias de brujería y de magos, que

estaba totalmente prohibido salir de casa cuando hubiese luna llena, ya que la luna afectaba a los poderes mágicos y se revelaban ante todos sin poder evitarlo, sin embargo esta familia se arriesgó a salir, en una noche con luna llena para ir a una fiesta. Todo parecía ir bien, pero...unos minutos después de llegar, los magos empezaron a soltar chispitas de fuego y todo el mundo decía"¡Oh no, son magos, son brujos, son unos malvados!".
Desde ese momento nadie quiso ir a comprar a su pequeño negocio, una farmacia que tenían en un pequeño callejón, ya que pensaban, que al ser magos, les darían algún tipo de bebida extraña que les hiciese oler a queso.
Y por esta misma razón, por no hacer caso, el rey de los magos les lanzó una maldición, que consistía en que todas las noches de luna llena, sus hijos varones y los hijos de sus hijos, se levantarían sonámbulos hacia ese callejón, por muy lejos que estén, y les telestransportarían a un sitio, el cual no debe ser nombrado en estos momentos...
Una noche, nuestro personaje llegó a la edad de 11 años y ya estaba preparado para descubrir porqué se perdía durante días. Esa noche, sus padres le revelaron toda la verdad y descubrió que era un VAMPIRO y que esa equis era el teletransportador a ese lugar prohibido para ellos.
Cuando el chico llegó al otro lado de sus muros, todo le resultaba extraño, ya que habían muchísimos puestos con distintas clases de néctar, de distintas escalas de rojo que parecía sangre pero..no sangre humana sino una sangre que la sacaban de una flor llamada Sangriflor.
Primero vio un puesto que tenía un cartel que decía: ¡ATENCIÓN, vengan aquí!, sangre ecológica recién sacada de la Sangriflor. El chico la probó, pero no le convencía, luego vio otro que decía:

¡ATENCIÓN, sangre con sabor a chuches!. El chico la probó y le gustó pero..comer chuches todos los días como que no.
Después de probar en distintos puestos, había uno que le llamó la atención, porque su cartel decía: ¡Sangre con sabor a Amistad!. El chico la probó y fue una de las que más le gustó, tenía un pequeño toque de dulzura y otro sabor que no sabría describir, era un sabor que nadie e incluso el mejor describidor de bebidas Sangriflorianas podría descifrar.
Entonces le preguntó a la señora: "¿Esto me asegura tener una amistad buena para toda la vida?"La señora se quedo un rato pensativa y de pronto dijo:"Sí, pero sólo si se lo das a alguien que de verdad quieres que sea tu amiga o amigo".
El chico muy emocionado se llevó dos botes de la bebida de amistad y cuando estaba a punto de irse le preguntó a la señora: "dos preguntas, ¿cómo funciona esta bebida de amistad? y, ¿cómo se llama este sitio?". La señora le dijo amablemente: "la bebida funciona de esta manera: te tienes que beber el bote entero, después te pones un poco de la bebida en la mano y tienes que rozarles alguna parte del cuerpo con esa mano y así la gente verá tu belleza interior y querrá ser tu amiga, y en cuanto tu segunda pregunta, ¿cómo crees que se llama este sitio?.
Pues el Callejón de la Sangriflor, pero como era muy difícil de pronunciar le prefirieron llamar EL CALLEJÓN DE LA SANGRE."
El chico con todas sus dudas aclaradas se fue muy contento a su casa, otra vez habían pasado seis días. Hizo lo que le dijo la señora y después de unas semanas la gente de la Villa de Teguise vió su belleza interior y quisieron ser sus amigos.
No sé cuánto tiempo pasó en el que yo estaba distraída inventándome historias hasta que, de lo más oscuro de la cueva salieron, a nuestro

rescate, unos seres muy afilados , eran muchos y estaban muy bien armados, sus puntas se dirigían en todas direcciones, hacia arriba, hacia abajo, se llamaban Los Estalactitas y Los Estalacmitas, eran centenarias y mágicas, ya que si las tocabas te teletransportaban.
En el instante exacto en que empezaron los piratas a quemar el Castillo, un golpe fuerte me dio en la cabeza y me hizo perder el conocimiento. Fueron los soldados Tabaybas. Despertamos tiradas en el suelo, al lado de una casa enorme con un gran arco. Tras aclararme la voz, el veneno de los soldados no me había tocado mucho, nos dimos cuenta de que estábamos en la Casa del Mayor Guerra, en el pueblo de Ajei.
En la época en la que nos encontrábamos no había mucha agua en la isla, así que mandaron a construir muchos aljibes para recoger el agua de la lluvia. Era preciosa y con un patio enorme. Allí descansamos y nos dieron cobijo y comida durante unos días, nos dieron ropas apropiadas a la época y no hicieron preguntas.
Días más tarde nos adentramos en la zona, percatándonos de que las tabaybas tenían aliados en ese sitio, las temida Vinagreras, venidas desde la isla del Hierro y asentándose en varias islas para dominarlo todo. Estábamos rodeadas....


Rápidamente corrimos y un viento alisio nos elevó varios metros del suelo,, las plantas calcáreas y las tabaibas dulces nos lanzaban dardos venenosos pero no lograban alcanzarnos. Dios, esto es una pesadilla gritaba, ¡déjennos!....En el zarandeo me acordé de nuestros amigos Estalactitas y saqué un soldado de mi bolsillo, era pequeño, pero suficiente para alejanos de alli. Caímos como un saco de papas dentro de un molino.
Estábamos a salvo, por ahora. Salimos y la gente del lugar ni se había dado cuenta de nuestra presencia, ¿será que somos invisibles para ellos?, me preguntaba una y otra vez.
Salían del cine, impresionante y precioso. El molino con sus grandes mecanismos, todo giraba perfectamente y salía un agradable olor a millo recién molido y así es como está ahora, destruido parte de él.
El tiempo y las malvadas plantas calcáreas tenían dominado casi todo el territorio, los habitantes les temían. Algo habría que hacer.


Propusimos transportarnos a Mancha Blanca, allí nos habían hablado los vecinos de Ajei que habitaban los más fuertes de la isla, se manejaban muy bien con unos palos largos por las piedras y que no le temían a las Tabaibas ni a las demás de su especie y así se hizo.

Ya me había olvidado del inicio de esta aventura, y de los volcanes en erupción, hasta que debajo de nuestros pies, el suelo empezó a
moverse, ¡¡oh no, grité!!, Nayra no quiero que uses esa Vara más, hace que me duela el estómago, le supliqué, lloré, pero ella me dijo que no era ella, era el Volcán que volvía a estar enfadado....
La lava nos perseguía, pueblos enteros fueron enterrados y los habitantes fueron con la imagen de la Virgen de los Dolores en procesión para suplicar que desviara su furia rezaron y así se hizo el milagro.


Qué aventura estábamos viviendo y lo que es más importante, tras las continuas erupciones, las plantas que dominaban las islas fueron desterradas y ahora apenas quedan unas cuantas, regadas aquí y allá, hay que tener ojo con ellas porque planean volver a invadirnos..
Quería poner fin a este viaje rarísimo pero por alguna extraña razón, algo me decía que me quedaba otra maravillosa y escalofriante aventura por vivir. Y vaya que si fue escalofriante, Caldera de Guiguan.
Nayra me confesó que no sabía cómo íbamos a salir de aquel embrollo y se acordó que tenía la clave en una simples llaves, unas malditas llaves que abrían el portal a mi casa, a mi barrio. OH, NO!, grité, tengo vértigo, yo no bajo ahí, pero por mucho que protesté había que hacerlo, ya que
al tocar las llaves automáticamente pasabas el portal y NUNA, NUNCA más volveríamos a poder cruzarlo.

Por el camino fuimos hablando de lo hermoso que era todo en esa época, de lo limpio que estaba y de que nos quedaba pena de no poder volver. Vimos perenquenes, mujeres cepillando piteras para sacar sus hebras y coser las redes de los pescadores...

No la pudimos encontrar. Nos sentamos un buen rato a pensar, CÓMO HABÍAMOS LLEGADO A ESA SITUACIÓN. No sé si por el cansancio o por el hambre, nos tumbamos y nos quedaríamos dormidas porque no recuerdo, sino que los ojos se me empezaron a cerrar, la voz no me salía y sólo oía un pitido que se me metía en mi cabeza hasta perder el conocimiento OHHHHH, NO!!!!.
Nayra volvió a utilizar su Vara del tiempo. Nos encontrábamos en Punta Mujeres, ¡¡porqué me has traído aquí!!. Tranquila dijo, las llaves del portal se enredaron en una pitera y en este pueblo traen todo lo que sacan de la Caldera de Guiguan, así que pensé que había que venir aquí y ver si la podemos encontrar mezclada con el resto de cosas.

Día enteros caminando y buscando. No puedo más, dije, así que me senté y me puse a recoger lapas, para poder comer algo. A lo lejos, ya entrada la noche, las mujeres hacían señales desde la punta de los riscos, con faroles para orientar a los barcos de los marineros.

El hambre me mataba así que fuimos a pedirles un poco de comida y muy amablemente nos ofrecieron lo poco que habían pescado y cobijo en la fría noche de Punta Mujeres.
Sentadas a la mesa, acompañadas de esa maravillosa familia y con un gran Mero en la mesa, repartimos la comida y cuando se abrió el pescado de su tripa salieron unas llaves...nos miramos y a la vez nos tiramos a tocarlas, .....una bocanada de aire nos tragó y giramos hasta perder el equilibrio...
Nos encontramos en un agujero muy oscuro y a lo lejos había una diminuta luz que se hacía cada vez más grande, subimos y salimos del agujero del que nos habíamos caído. Todo había terminado decíamos a la vez con la voz aún temblorosa y en mi mano tenía las llaves de Nayra.
FIN